PUNTOS DE RIESGO DERIVADOS DE LA FISCALIZACION
PUNTOS DE RIESGO DERIVADOS DE LA
FISCALIZACION
En
febrero pasado, la Auditoria Superior de la Federación, diò a conocer los
resultados de la revisión a la cuenta pública 2014, en el cual se presentan 11
puntos de riesgo que, de no atenderse, se corre el riesgo de repetirse en
ejercicios subsecuentes.
Las once áreas clave con riesgo
determinadas como resultados de la fiscalización superior de la Cuenta Pública
2014, son las siguientes:
1. Información sobre beneficiarios de
programas sociales: no se ha podido implementar una estrategia, a nivel nacional, que permita
contar con un padrón único de beneficiarios de programas sociales. La
diversidad de registros existentes muestra una falta de control y calidad en la
información de los receptores de los apoyos, lo que repercute en el impacto del
programa social o del subsidio.
2. Revelación de pasivos y gastos: resulta necesario que haya un
registro puntual de las obligaciones financieras que enfrenta el Estado Federal
Mexicano; se requiere que la publicación de la información sea adecuada y
oportuna, a fin de contar con datos que permitan vislumbrar la sostenibilidad
de las tendencias actuales de gasto y compromisos del gobierno. Esto debe
incluir conceptos como: pensiones, deuda contingente, así como los pasivos que
enfrentan los fideicomisos, mandatos y análogos no paraestatales.
3. Integración efectiva de la
participación ciudadana en la gestión de los programas públicos: este ámbito presenta límites para
institucionalizar las figuras existentes ,debido a que los grupos beneficiarios
de buena parte de los programas y políticas de carácter social pueden presentar
niveles considerables de marginación, atomización, inequidad de género, o
participación de intermediarios, entre otras condiciones.
Es entonces necesario romper con la
concepción tradicional que persiste en el sector público respecto a la
participación social, que erróneamente no la considera como un elemento
vigilante, empoderado, con información suficiente para evaluar la gestión de
los programas sociales.
4. Adquisiciones, contrataciones o
inversiones que cumplen, en términos generales, la norma pero que no
representan las mejores condiciones para el Estado: se siguen presentando casos, en que
pese al cumplimiento de las disposiciones normativas aplicables, los contratos
que se celebran no implican un beneficio neto para el Estado.
5. Obra pública: en las auditorías correspondientes a
la revisión de la Cuenta Pública 2014, en materia de obra pública, la ASF observó
—independientemente del ámbito de gobierno o de la dependencia responsable— la existencia de
problemas recurrentes en torno a los siguientes procesos:
(1) inoportuna o
deficiente planeación, contratación y ejecución de los trabajos;
(2) incumplimiento
de los términos contractuales;
(3) modificaciones
al proyecto original ejecutivo;
(4) incrementos
importantes en el monto de inversión;
(5) prórrogas en los
plazos de contratación, ejecución y puesta en operación —con la consecuente
repercusión social y económica de no contar con las obras y servicios en el
plazo y monto contratados—, y
(6) serias
deficiencias en el control y supervisión de los proyectos.
6. Participación de
intermediarios en la dispersión del gasto público: se sigue observando
la existencia de una serie de malas prácticas administrativas y financieras que
se han constituido en barreras y obstáculos para el flujo oportuno de los
recursos, desde la hacienda pública federal hasta los organismos, entes y
dependencias que efectúan el gasto.
La falta de
oportunidad en la disposición de recursos, a resultas de este tipo de
intervenciones, produce efectos negativos en distintos niveles:
(1) genera un
retraso en las actividades derivadas del ejercicio presupuestal, y
(2) abre la
posibilidad de que un gobierno local, indebidamente, utilice recursos
etiquetados con el objetivo de cubrir faltantes presupuestales o salir al paso
de necesidades coyunturales o presiones externas.
7. Subejercicios: el área más
significativa en la que se presenta esta problemática es el Gasto Federalizado,
a diferencia de otros contextos. En este ámbito, para la fiscalización de la
Cuenta Pública 2014, los recursos no aplicados al 31 de diciembre de ese año,
ascendieron a 63,607.2 mdp, lo cual implica el incumplimiento de metas y
objetivos de los programas, así como la posibilidad de un ulterior uso indebido
de los recursos.
La solución a esta
irregularidad es la aplicación cabal del principio de anualidad en la
utilización de estos recursos, ya que, aunque desde hace varios años se señala
en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), en la realidad no se
respeta.
8. Débil
incorporación de tecnologías de la información y comunicaciones en el ejercicio
gubernamental: estas tecnologías son un elemento esencial para hacer más
eficiente el trabajo gubernamental, así como para automatizar sus procesos
sustantivos. Sin embargo, la fiscalización ha mostrado que su implementación no
necesariamente se traduce en un beneficio. En algunos casos, las inversiones en
esta materia no repercuten en la mejora de los procesos y resultan en productos
adquiridos a un costo elevado, subutilizados y, en ocasiones, no justificados.
9. Programas
públicos duplicados y sin coordinación: se identificó la existencia de
programas paralelos sin que haya una comunicación y coordinación efectiva entre
las distintas dependencias responsables, resultando en desfases, traslapes y
uso ineficiente de recursos. En particular, en la fiscalización de la Cuenta
Pública 2014 se determinó que resulta indispensable analizar la factibilidad de
integrar los recursos del Fondo de Aportaciones a los Servicios de Salud
(FASSA) con los de la Cuota Social y la Aportación Solidaria Federal (Seguro
Popular), en una sola fuente de financiamiento, al considerar que tienen
objetivos concurrentes.
10. Servicios
suministrados por particulares: la fiscalización superior ha permitido
determinar que la participación del sector privado en tareas de orden público
no ha estado exenta de deficiencias en materia de cumplimiento de objetivos,
discrecionalidad en la toma de decisiones, calidad de los bienes y servicios
ofertados, su oportunidad y transparencia.
Aunado a lo
anterior, la utilización de empresas privadas para el suministro de bienes y
servicios no ha estado necesariamente acompañada de mejores procesos
administrativos que eviten vicios e irregularidades, faciliten la supervisión y
el control por parte de las autoridades competentes o representen una mayor
satisfacción de los usuarios de los servicios en cuestión.
11. Finalmente, el
diseño e implementación de la política para atender algunos problemas públicos: las auditorías de
desempeño evidenciaron deficiencias en el diseño de las políticas públicas
evaluadas, entre las que se encuentran:
(1) carencia de
organismos especializados con las atribuciones pertinentes para el logro de los
propósitos establecidos;
(2) imprecisiones en
la definición de la población objetivo y de los procesos de seguimiento,
control y evaluación de los subsidios, y
(3) falta de
pertinencia o inexistencia de mecanismos para la evaluación de los resultados
obtenidos y el direccionamiento de la toma de decisiones.
La materialización de los riesgos puede repercutir en cuatro
planos distintos:
1. Gasto público aplicado de manera inadecuada e inercial;
2. Recursos públicos utilizados fuera de lo dispuesto en la
normativa aplicable;
3. Metas propuestas en programas y políticas públicas no
alcanzadas, a pesar de cumplir con la norma y
4. Deterioro de la imagen que la sociedad tiene del Estado.
A continuación se ofrece una descripción de cada área clave
identificada a fin que para el lector sea de mayor comprensión.
1.-Información sobre beneficiarios de programas sociales
Todo programa social está orientado a un grupo específico que
comparte una serie de rasgos genéricos y necesidades similares; una
caracterización clara y precisa de la población-objetivo permite discriminar a
un conjunto de potenciales beneficiarios del resto del conglomerado, con el fin
de focalizar el impacto de las acciones en cuestión.
La determinación del perfil de los receptores incluye elementos
como situación económica, ubicación geográfica, edad, género, escolaridad,
estado de salud y etnicidad, entre otros; a partir de dichas variables se puede
definir la naturaleza del beneficio, la cobertura esperada, los montos
requeridos, la periodicidad de la distribución de los apoyos, los mecanismos de
evaluación y supervisión del programa, la definición de indicadores, etc.
Dadas estas circunstancias, se infiere que este tipo de políticas
requieren obligatoriamente de un padrón rigurosamente integrado y que revista
las siguientes características:
• Posibilidad de comprobar que los datos
corresponden exclusivamente a los integrantes del grupo objetivo;
• Actualización sistemática, oportuna y
continua, para depurar su contenido;
• Compatibilidad con otros padrones o bases
de datos que permitan hacer cruces, identificar duplicidades, o generar
información que permita reorientar los programas sociales para optimizar sus
resultados;
• Si se utilizan fuentes alternas o
provenientes de organismos auxiliares para la integración del padrón, es
indispensable poder verificar su exactitud y confiabilidad;
• El padrón debe permitir identificar, en
cualquier momento, quién recibe el apoyo, qué le fue dado, a cuánto ascendió
—en el caso de apoyos económicos—, y cómo, cuándo y dónde le fue entregado, y
•
Medidas para la custodia de los padrones y el aseguramiento de la información y
datos personales de beneficiarios para evitar su dispersión o uso con fines
distintos a los del programa.
2. Revelación de pasivos y gastos
Las finanzas públicas deben reflejar el estado real del país, no
sólo en el momento actual, sino tomar en cuenta las proyecciones a futuro de
una serie de obligaciones y demandas que el Estado estará obligado a solventar.
Por ello, la posibilidad de contar con información clara, exacta y confiable de
la situación financiera permitirá planear con mayor precisión el monto de los
recursos presupuestales que se asigne a los rubros que entrañen compromisos a
mediano y largo plazos, contar con reservas adecuadas para cubrir los costos
derivados e imponer una disciplina financiera para manejar, de manera
responsable, elementos como déficits, endeudamiento y pasivos contingentes,
tanto a nivel federal como estatal.
Existen distintas figuras que son susceptibles de generar
problemas a mediano y largo plazos en cuanto a su impacto en las finanzas del
Estado, y que, por lo mismo, demandan medidas específicas para gestionar, de la
mejor manera posible, los riesgos presentes y futuros que representan. Entre
dichas figuras podemos destacar el problema de las pensiones, las necesidades
financieras del sector público y las obligaciones derivadas de los fideicomisos
y otros mecanismos.
• Pasivos pensionarios: son generados por factores como el
crecimiento y las variaciones en la estructura de la pirámide poblacional, y la
sostenibilidad de condiciones de retiro existentes.
• Requerimientos financieros y endeudamiento: es preciso que estos
rubros estén plenamente reflejados en la Cuenta Pública de tal manera que
permitan su adecuada gestión, sean acordes con la capacidad recaudatoria del
Estado y faciliten la toma de decisiones respecto de la prudencia y
posibilidades reales de incrementar el déficit o contraer nuevos créditos que
entrañen obligaciones financieras.
• Fideicomisos, mandatos y análogos no paraestatales: las
carencias y omisiones del marco legal que rige la creación y el funcionamiento
de estos instrumentos han generado una falta de conocimiento del impacto que
tienen desde el punto de vista financiero para el Estado mexicano, lo que da
lugar a vulnerabilidades y opacidad en su operación.
3. Integración efectiva de la participación ciudadana en la
gestión de programas públicos
En un marco de gobernanza se prevé que la ciudadanía, en tanto
receptora de bienes y servicios por parte del Estado, debe tener un rol
respecto de la definición, implementación e incluso evaluación de las políticas
públicas y programas de interés social, así como en su seguimiento y
vigilancia.
Se asume que los beneficiarios están interesados en la vigilancia
o control de determinada acción estatal, y que cuentan con las capacidades
técnicas necesarias para desempeñar dicho rol, así como un nivel de
empoderamiento que les permite ser interlocutores formales de las autoridades
encargadas de la gestión del programa.
Sin embargo, en la realidad, esta concepción presenta límites,
dado que los grupos beneficiarios de buena parte de los programas y políticas
de carácter social pueden presentar niveles considerables de marginación,
atomización, inequidad de género, o participación de intermediarios, entre
otras condiciones.
Adicionalmente, se pueden presentar resistencias por parte de las
autoridades de compartir la información necesaria para entender los objetivos y
el alcance de los proyectos. Es decir, existe una asimetría de información que
puede impedir que los ciudadanos colaboren de manera significativa.
El Estado mexicano dispone de dos modelos principales para incluir
a los beneficiarios directos de las obras y acciones financiadas con recursos
públicos en su seguimiento y vigilancia; éstos son:
(1) la Contraloría Social, coordinada por la SFP, y
(2) las figuras que operan en los programas del gasto
federalizado, sobre todo los Consejos Escolares de Participación Social, Avales
Ciudadanos del sector salud, Consejos Ciudadanos de Participación en Seguridad
Pública y Comités Comunitarios o de obra en el FISM-DF.
Dichos modelos no están integrados en una sola estrategia y su
operación y resultados tienen áreas de mejora importantes, por lo que la
participación social efectiva en la vigilancia y seguimiento de los programas
públicos continúa siendo un tema pendiente en la agenda del Estado.
4. Adquisiciones, contrataciones o inversiones que cumplen la
norma pero que no representan las mejores condiciones para el Estado
Para el adecuado cumplimiento del mandato legal de las
instituciones y organismos gubernamentales se requiere de un flujo constante de
adquisiciones de bienes y servicios de toda clase. Cada una de las políticas
que ejecuta el estado comprende diversos insumos los cuales mayoritariamente
son suministrados por particulares, aunque está previsto que entidades del
gobierno puedan acudir a otras instancias del sector público para estos
propósitos.
La Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector
Público (LAASSP) y la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las
Mismas (LOPSRM) son los principales instrumentos que regulan esta clase de
operaciones. Este marco legal prescribe los requisitos y procedimientos a
cumplir para que las compras gubernamentales estén orientadas hacia la atención
de las necesidades ciudadanas. No obstante, en algunos casos, pese a que se
cumple con tales disposiciones normativas, los contratos que se celebran no
implican un beneficio neto para el Estado.
Si concebimos al gobierno como un consumidor, podremos afirmar que
su satisfacción dependerá de una serie de requisitos que el objeto adquirido
tiene que cumplir. Los principales requisitos están vinculados con la calidad
(la adecuación de las características del bien a las necesidades que está
destinado a atender), el precio (que está en función de las condiciones
particulares de un mercado en específico), la oportunidad o la disponibilidad
(en cantidad y tiempo) y las garantías o seguridad, a mediano y largo plazos.
Además de los factores mencionados, existe una característica
singular cuando el Estado actúa como consumidor: la necesidad de que el proceso
de contratación se apegue al marco legal aplicable. Sin embargo, la observancia
de la ley, por sí misma, no garantiza necesariamente que el resto de los
requerimientos se cumpla. En el caso de las excepciones previstas por la Ley,
las entidades públicas deben obtener las mejores condiciones para garantizar el
interés público.
La ASF ha identificado en diversas revisiones la práctica consistente
en la adjudicación directa que otorgan las dependencias y entidades de la APF a
universidades públicas, institutos de educación y dependencias y entidades en
los tres órdenes de gobierno.
Hay dos elementos que propician la existencia de riesgos en los
procesos de adquisición; el primero, cuando la entidad pública a la que se le
adjudican los contratos no posee la capacidad técnica para cumplir con la
responsabilidad adquirida; el segundo, es que se excede el límite permitido de
subcontratación: 49% de acuerdo al Reglamento de la LAASSP y de la LOPSRM.
Así, los niveles altos de subcontratación resultantes no están
sujetos a las medidas de control que se establecen en un proceso licitatorio y
por ende se propician incentivos para actuar con discrecionalidad. Se han
detectado prácticas irregulares por parte de proveedores subcontratados así
como las dependencias y entidades contratantes. La problemática identificada en
distintos casos es subcontratación al 100%, sobreprecios, pruebas insuficientes
de la realización de trabajos contratados, y proveedores comunes.
5. Obra pública
Un monto considerable del presupuesto federal se destina a la construcción
de la infraestructura física necesaria para el desarrollo económico y social
del país, misma que se conoce como obra pública. La gama de trabajos que los
municipios, los estados y la Federación pueden contratar es muy amplia: carreteras,
puentes, obras portuarias, hospitales, escuelas, vivienda, obras hidráulicas,
torres de comunicación, electrificación, tendido de vías férreas, aeropuertos,
edificios públicos, monumentos, parques y espacios recreativos, instalaciones
deportivas, etc. Este tipo de proyectos son generadores de desarrollo económico
e instrumentos para resolver, a mediano y largo plazos, problemas específicos
en el entorno nacional, estatal o municipal.
El Estado dispone de distintos esquemas para invertir recursos en
este rubro: asignación presupuestal, endeudamiento, asociaciones
público-privadas, fondos federales transferidos a estados y municipios,
fideicomisos o subsidios, entre otros. Por lo general, estas obras son
desarrolladas por contratistas privados; distintos mecanismos, como la
licitación o la adjudicación directa, permiten asignar los contratos para
llevar a cabo estos trabajos bajo el precepto de garantizar las mejores
condiciones de adquisición para el Estado en términos de costo de las construcciones,
la oportunidad y la calidad de las mismas
En las auditorías correspondientes a la revisión de la Cuenta
Pública 2014, en materia de obra pública, la ASF observó —independientemente
del ámbito de gobierno o de la dependencia responsable— la existencia de
problemas recurrentes en torno a los siguientes procesos:
• Planeación, contratación y ejecución de los trabajos;
• Modificaciones al Proyecto Ejecutivo original, ocasionando:
o Incrementos importantes en el monto de inversión,
o Prórrogas en los plazos de contratación, ejecución y puesta en
operación, con la consecuente repercusión social y económica de no contar con
las obras y servicios en el plazo y monto contratados.
• Limitaciones en el
control y supervisión de los proyectos.
Fiscalización superior a la obra pública en 2014
Para fiscalización de la Cuenta Pública 2014 se realizaron 133
auditorías, con enfoque de cumplimiento financiero, a dependencias y entidades
federales, en las que se abordaron diversos proyectos de infraestructura para
determinar si se habían cumplido las previsiones originales en su contratación,
ejecución, pago y puesta en marcha en cuanto a tiempo, costo y calidad.
Adicionalmente, la ASF realizó un total de 670 auditorías a fondos
y programas vinculados con obra pública, distribuidos de la siguiente manera:
• 397 auditorías al FISM-DF
• 108 al Subsidio de Seguridad en los
Municipios y Demarcaciones Territoriales del Distrito Federal (SUBSEMUN)
• 32 al Fondo para la Infraestructura Social
Estatal (FISE)
• 32 al Fondo de Aportaciones Múltiples (FAM)
• 32 al Fondo de Aportaciones para la
Seguridad Pública de los Estados y del Distrito Federal (FASP)
• 32 al Fondo de Aportaciones para el
Fortalecimiento de las Entidades Federativas (FAFEF)
• 30 al Fondo de Pavimentación, Espacios
Deportivos, Alumbrado Público y Rehabilitación de Infraestructura Educativa
para Municipios y Demarcaciones Territoriales del Distrito Federal (FOPEDEP)
• 5 al Programa de Desarrollo Rural (PDR)
•
2 al Fondo de Infraestructura Deportiva (FID)
Las contrataciones en materia de obra pública constituyen un área
prioritaria para implementar nuevos y mejores mecanismos de transparencia y
rendición de cuentas, ya que ha sido reconocido, inclusive a nivel
internacional, que éstas pueden prestarse fácilmente a actos de corrupción.
Es preciso señalar que el sector de la construcción enfrenta
vulnerabilidades respecto de la ocurrencia de prácticas como el fraude, el
soborno o malos manejos, debido a las cantidades de recursos en este tipo de
contratos, el carácter altamente técnico de las obras o servicios lo que
dificulta tanto su concepción como su monitoreo; a estas condiciones hay que
añadir las limitaciones en capacidades de los entes públicos que comisionan las
obras.
En este contexto, es preciso que las medidas para revertir
prácticas irregulares en materia de obra pública, permitan crear conciencia
sobre el valor que subyace al control interno, las políticas de integridad y la
revisión permanente para la mejora continua del marco normativo y legal,
incluyendo la Ley Federal Anticorrupción en Contrataciones Públicas (LFACP).
Problemática general en materia de obra pública
Planeación
Se observó la existencia de proyectos ejecutivos con deficiencias
en los siguientes rubros:
• Alcance,
• Normas técnicas y de calidad,
• Especificaciones generales y particulares
de construcción, y
• Estudios previos (mecánica de suelos,
topográficos, geológicos, ambientales…).
Lo anterior propició que las especificaciones técnicas de las
bases de licitación fueran inadecuadas o incompletas; esto ocasiona una falla
de origen que tendrá repercusiones en las etapas subsecuentes.
En cuanto a los proyectos de infraestructura realizados por las
dependencias, las entidades federativas y municipios, y que fueron fiscalizados
por la ASF, se identificaron modificaciones recurrentes en su contenido debido
a la falta de ingeniería de detalle, la indefinición de la tecnología a
utilizar en el desarrollo de la obra o a la imprecisión del sitio de los
trabajos. Se observaron, inclusive, casos en los que se utilizaron proyectos ya
ejecutados en otras ubicaciones.
Cabe mencionar que, en lo tocante a los municipios, en general, no
se dispone de suficiente personal capacitado para desempeñar las funciones de
planeación y elaboración de proyectos. Consecuentemente, se presenta un
incremento en el costo de las obras ya que es necesario recurrir a la
contratación de despachos externos.
Contratación
Se observó que, en algunos casos, los requisitos de las
convocatorias de las licitaciones públicas y las invitaciones a cuando menos
tres personas dieron lugar a limitaciones a la competencia, libre concurrencia
y equidad, y, por consecuencia, generaron un entorno propicio para el
establecimiento de mecanismos de evaluación y adjudicación inadecuados
Estos elementos vulneran
la certidumbre jurídica del proceso, lo que genera una falta de confianza en
sus resultados. En particular, es recurrente encontrar empresas a las que se
les adjudican contratos sin tener las capacidades técnicas y financieras
requeridas para ejecutar el proyecto.
Adicionalmente, resulta relevante destacar que no existen
previsiones normativas que aseguren que los precios de los materiales, equipo y
mano de obra, así como los costos indirectos, el financiamiento y la utilidad,
que son contemplados en los contratos, estén alineados a los valores que
imperan en el mercado.
Ejecución
Como se comentó arriba, la
problemática determinada durante la ejecución de las obras fiscalizadas, tiene
su origen en deficiencias de los proyectos ejecutivos. De manera específica, la
carencia de estudios previos propicia la autorización y pago por conceptos
adicionales, obra extraordinaria, o cambios, tanto en los materiales como en
los bancos de extracción y desperdicio.
Es recurrente la falta de
cumplimiento en el trámite de los permisos y licencias requeridos ante las
autoridades competentes para el desarrollo de los trabajos, lo que incide en
ajustes durante la construcción que incrementan el tiempo en que las obras se
efectúan. Adicionalmente, se identificaron omisiones en cuanto al desarrollo de
pruebas de laboratorio, lo que pone en riesgo la calidad de la obra.
De igual forma se encontró que, una vez formalizado el contrato e
iniciados los trabajos, por parte de las entidades públicas, se aceptan,
extemporáneamente, las fianzas y la entrega de anticipos se realizan fuera del
plazo establecido; asimismo, no se efectúa la reprogramación de los programas
de ejecución para la correcta aplicación de penas convencionales.
En cuanto al gasto
federalizado, se ha determinado la existencia de la práctica reiterada de
elaboración de convenios modificatorios como un reflejo de posibles
deficiencias en la presupuestación y planeación de los proyectos.
Supervisión
Esta actividad, desde un
punto de vista conceptual, es de una importancia capital para todo el proceso;
si existen las condiciones para que ésta se lleve a cabo de una manera completa
y eficaz —inclusive con la capacidad de proponer la suspensión de los trabajos
a resultas de fallas o desviaciones graves— se pueden propiciar incentivos para
cumplir, de manera cabal, con el proyecto en cada una de sus etapas.
En términos generales, la
supervisión conlleva dos elementos: el primero se refiere al control de la
ejecución de la obra por parte del ente público a cargo del proyecto; el
segundo corresponde a la contratación de servicios de monitoreo y gerencia para
el desarrollo de los trabajos.
Especial atención merece
que, durante el proceso de adjudicación, las empresas ofertan personal con la
experiencia técnica y el perfil académico requeridos para el proyecto, con el
fin de obtener el contrato de servicios. Sin embargo, en ocasiones, una vez
iniciados los trabajos el personal es sustituido por otro con menor perfil.
Respecto a este último, los resultados de la fiscalización
mostraron la existencia de omisiones al cumplimiento del contrato en cuanto a
los prestadores de dichos servicios en lo concerniente a la falta de
experiencia técnica e inadecuado perfil académico de supervisores y/o gerentes
de los prestadores de dichos servicios. De ahí se derivan problemas como
inconsistencias entre el número de las horas-hombre o los entregables pagados
en relación con el avance de la obra, incumplimiento de las fechas críticas,
incompetencia o bajo desempeño del personal responsable.
Otras situaciones
registradas en materia de obra pública
• Pago de obra no
ejecutada para evitar el reintegro de recursos al final del ejercicio fiscal.
• Carencia de manuales de
operación y cursos de capacitación al personal para la operación de los equipos
instalados así como falta de garantías de estos equipos en las obras de
edificación en la obra pública entregada.
• Durante el proceso de
entrega recepción y finiquito de las obras se ha observado en algunos casos que
no se cuenta con la garantía de vicios ocultos.
• Bienes inmuebles no
asegurados ni inscritos en el Registro Público de la Propiedad Federal.
•
Revelación inadecuada de la información contable y financiera de los proyectos
de infraestructura de estados y municipios en la Cuenta Pública de la
Federación, toda vez que se consideran como recursos ejercidos aquellos que han
sido transferidos por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) a los
gobiernos de las entidades federativas.
6. Participación de
intermediarios en la dispersión del gasto público
La estructura federal de
México implica que los montos presupuestales destinados a determinados rubros
—como salud, educación, deporte, actividades agropecuarias, desarrollo
económico y obras de infraestructura física para la prestación de servicios
públicos— no se ejerzan de manera directa, sino que se transfieran a los
ejecutores del gasto a través de distintos intermediarios, entre los que se
cuentan las instancias competentes de estados y municipios, fideicomisos,
organizaciones agrarias y de la sociedad civil y las Sociedades Financieras de
Objeto Múltiple (SOFOMES), entre otros organismos auxiliares.
En principio, esta
mecánica tiene como fin salvaguardar la integridad del pacto federal al dotar
de recursos a las entidades federativas para renglones clave del desarrollo
social y fortalecer los presupuestos a disposición de los gobiernos locales;
permite el aprovechamiento de los recursos humanos y materiales con los que
estos últimos cuentan. Asimismo, la etiquetación de los fondos que la
Federación transfiere a los estados facilita el establecimiento de una coordinación
efectiva para atender áreas prioritarias, cuya gestión es objeto de decisiones
y políticas de Estado.
Se observa, sin embargo,
que una serie de malas prácticas administrativas y financieras se constituyen
en barreras y obstáculos para el flujo oportuno de los recursos desde la
hacienda pública federal hasta los organismos, entes y dependencias que
efectúan el gasto. La falta de oportunidad en la disposición de recursos, a
resultas de este tipo de intervenciones, produce efectos negativos en distintos
niveles:
• Genera, de manera
exógena, un retraso en las actividades derivadas del ejercicio presupuestal, lo
que podría traducirse en afectaciones a los planes originales de proyectos de
inversión, fechas de entrega y finiquito oportuno de los contratos, así como la
puesta en operación de obras de infraestructura, y por consiguiente, en la
calidad de vida de la población.
• Abre la posibilidad de
que un gobierno local, indebidamente, utilice recursos etiquetados con el
objetivo de cubrir faltantes presupuestales o salir al paso de necesidades
coyunturales.
• Obstaculiza el logro de
los objetivos de los fondos y programas, la transparencia de su gestión, y los
procesos de seguimiento y evaluación.
• Desalienta la
posibilidad de proyectos multianuales debido a la incertidumbre en cuanto a la
recepción de los recursos correspondientes.
•
Propicia condiciones para la existencia de subejercicios que resultan en una
atención deficiente y no oportuna a las necesidades sociales.
7. Subejercicios
En materia presupuestaria,
un subejercicio es un saldo remanente resultado del ejercicio incompleto de la
disponibilidad financiera destinada a una determinada actividad, programa,
política o prestación de servicios.
Es importante tener en
mente que un subejercicio no equivale a una economía o ahorro, puesto que este
último presupone que el objetivo a alcanzar fue logrado a un costo menor que el
proyectado, mientras que subejercer implica la incapacidad operativa o
administrativa para devengar de manera completa los montos autorizados.
De acuerdo con la LFPRH,
todos los recursos federales están sujetos al principio de anualidad, es decir,
deben utilizarse de conformidad con el calendario del gasto programado; una
causa frecuente de subejercicios está vinculada con la transferencia retrasada
de los recursos, lo que imposibilita al ejecutor del presupuesto el poder
emplearlo de manera adecuada al carecer del tiempo necesario para implementar
el proyecto en cuestión.
8. Débil incorporación de
tecnologías de información en el ejercicio gubernamental
Las Tecnologías de
Información y Comunicación (TIC) se refieren a los procesos e innovaciones que
permiten el procesamiento y acumulación de volúmenes elevados de información y
su rápida distribución a través de redes de comunicación.
Las TIC son un elemento
esencial para hacer más eficiente el trabajo gubernamental, así como para
automatizar sus procesos sustantivos. Su uso permite optimizar recursos,
reducir plazos, vincular, integrar y divulgar la información, analizar e
implementar políticas de datos abiertos, evaluar riesgos y promover la
participación de la sociedad.
Es de señalarse que las
TIC también impactan positivamente en cuanto a cerrar espacios a la comisión de
actos irregulares, al generar transparencia y publicidad de la información,
estandarizar procesos y dejar registro de la acción estatal.
Sin embargo, la
fiscalización ha mostrado que su implementación no necesariamente se traduce en
un beneficio. Dada la complejidad, dinamismo y continua innovación del sector,
las organizaciones que pretenden implementar sistemas informáticos o de comunicaciones
de vanguardia no disponen, en ocasiones, con la experiencia y conocimientos
técnicos para tomar decisiones racionales que tengan en cuenta el mediano y
largo plazos y puedan realizar un análisis costo-beneficio objetivo. Por
consiguiente, en algunos casos, las inversiones en esta materia no repercuten
en la mejora de los procesos, resultan de un costo elevado y son subutilizadas.
El rezago tecnológico que
presentan algunas áreas de la administración pública se extiende a las labores
de control y supervisión que son necesarias para asegurar una utilización
efectiva de la infraestructura de TIC, desde su fase de diseño e instalación
hasta su operación propiamente dicha. Frecuentemente estos servicios son
suministrados por proveedores externos que tampoco son objeto de supervisión,
debido a que algunas de las dependencias oficiales no cuentan con el personal
debidamente calificado para verificar la calidad del desempeño o de los
sistemas desarrollados ad hoc, para satisfacer una necesidad específica.
Otro factor crítico es la
protección de la información bajo custodia de las dependencias gubernamentales.
Es indispensable garantizar que los datos de carácter confidencial se
encuentren a salvo de posibles irrupciones por parte de terceras personas, así como
contar con los mecanismos para asegurar la vigencia y actualización de las
medidas de protección implementadas.
9. Programas públicos
duplicados y sin coordinación
El correcto diseño de una
política pública parte de la delimitación del problema social que se busca
atender. En general, existen ciertos temas —como la pobreza, la salud, la
preservación del patrimonio cultural, el sector agrario y empresarial, etc.—
que demandan la aplicación de políticas integrales, ya que en estos ámbitos
existe una multiplicidad de factores que inciden en su ocurrencia.
Adicionalmente, se pueden distinguir, entre ellos, relaciones de causalidad,
interdependencia o impactos aislados, lo que contribuye a hacer más complejo el
asunto bajo análisis.
Una gestión multidisciplinaria
sería la estrategia más adecuada para el diseño de políticas públicas. Ésta
demanda un nivel considerable de coordinación entre las instituciones que vayan
a colaborar para atender un problema, un intercambio de información dinámico,
el uso de bases de datos comunes y la articulación con otros programas y
políticas públicas que puedan ser complementarias.
Ante esta clase de
situaciones, la respuesta gubernamental no ha sido uniforme: distintos enfoques
son aplicados sin que haya una comunicación y coordinación efectiva entre las
distintas dependencias que se dedican a proporcionar una solución, resultando
con ello desfases, traslapes y uso ineficiente de recursos, además de que las
necesidades públicas permanecen en un estado de insatisfacción.
En efecto, lo anterior se
refleja en la existencia de distintas condiciones y resultados; desde la
perspectiva de la fiscalización superior, algunos de los más representativos
son:
• Padrones de
beneficiarios inconsistentes,
• Concurrencia de
instituciones de distintos ámbitos con un mandato similar y cuya acción acaba
por ser mutuamente redundante,
• Atomización de la acción
pública y dilución de su impacto,
• Generación de
inequidades en la distribución de apoyos en distintos grupos sociales,
• Dificultad para evaluar
los resultados globales de los programas, y
•
Otorgamiento de beneficios a población distinta a la originalmente considerada.
10. Servicios
suministrados por particulares
Una de las bases teóricas
de los procesos de modernización administrativa del Estado es la concepción de
que los atributos de la gestión privada pueden ser adaptados a las labores
gubernamentales, dada su orientación hacia la maximización de beneficios a partir
de la competitividad, la eficacia, el aprovechamiento de recursos, las
economías de escala, el control de calidad, la priorización de la satisfacción
del cliente, la innovación, etc.
Para tal efecto, se han
diseñado distintas figuras enfocadas a mejorar los procesos del aparato estatal
y, adicionalmente, se ha abierto la posibilidad de que algunas acciones,
originalmente emprendidas por la administración pública, puedan dejarse en
manos de particulares.
La fiscalización superior
ha permitido determinar que la participación del sector privado en tareas de
orden público no ha estado exenta de deficiencias en materia de cumplimiento de
objetivos, discrecionalidad en la toma de decisiones, calidad de bienes y
servicios ofertados, oportunidad, y transparencia.
Aunado a lo anterior, la utilización de empresas privadas para el
suministro de bienes y servicios no ha estado necesariamente acompañada de
mejores procesos administrativos que eviten vicios e irregularidades, faciliten
la supervisión y el control por parte de las autoridades competentes o
representen una mayor satisfacción de los usuarios de los servicios en
cuestión.
11. Diseño e
implementación de la política para atender el problema público
Las políticas públicas son
decisiones del Estado que involucran recursos presupuestales para atender
problemas específicos. Para poder determinar de manera objetiva si una acción
gubernamental es adecuada, es necesario analizar tanto su diseño como su
implementación. En el ámbito de la fiscalización, la práctica de auditorías del
desempeño representa la vía más adecuada para corroborar si existieron
deficiencias en la planeación y desarrollo de las políticas públicas.
La labor de la ASF tiene
como propósito reflexionar sobre la solidez, consistencia y eficacia de las
políticas públicas con el fin de identificar —con base en criterios válidos y
confiables— las razones de su éxito o fracaso, sus fortalezas y debilidades,
así como los aspectos susceptibles de mejora.
En este sentido, la
fiscalización permite saber, entre otros elementos,
(1) si los objetivos,
estrategias y líneas de acción de la política en cuestión, fueron adecuados
respecto a las características del problema público, y
(2), si la competencia de los ejecutores de
las acciones públicas, las atribuciones que les confieren la ley y sus
reglamentos, y su desempeño para alcanzar las metas y los objetivos,
contribuyen a resolver o administrar el problema.
El mal diseño de una
política pública ocasiona que no se resuelva el problema público; un excelente
diseño con una mala implementación produce resultados limitados; generalmente,
un mal diseño y una mala implementación representan el peor escenario para
quien debe rendir cuentas respecto de su actuación y al uso que hizo de los
recursos que le fueron confiados.
Las auditorías de
desempeño evidenciaron deficiencias en el diseño de las políticas públicas
fiscalizadas, entre las que se encuentran:
• Carencia de organismos
especializados con las atribuciones pertinentes para el logro de los propósitos
establecidos;
• Imprecisiones en la
definición de la población objetivo y de los procesos de seguimiento, control y
evaluación de los subsidios, y
• Falta
de pertinencia o inexistencia de mecanismos para la evaluación de los
resultados obtenidos y el direccionamiento de la toma de decisiones.
Aun no
acaba el proceso derivado de la fiscalización a la cuenta pública 2014, los
entes auditados tendrán la oportunidad de presentar la solventaciòn de las
observaciones emitidas por la ASF y de no cumplir con lo previsto en las leyes
en la materia, se inicia un proceso resarcitorio con el cual se reintegran los
recursos observados a la TESOFE.
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